jueves, 22 de agosto de 2013

Inusitado

Cruzó la puerta, sin equipaje, con la desnudez de la soledad aprendida de alguna despedida ya cicatrizada, sin caretas y sin planes preconcebidos. Los pasos al cruzar una puerta pueden ser confiados o temerosos. Los de ella fueron temerosos, había utilizado algunos argumentos mentales producto de alguna falta de sinceridad, sin considerar que en un minuto puede cambiar la historia. A veces los humanos cierran la puerta o se quedan repitiendo letanías del pasado, lo que fue, lo que no será y así se pasan las estaciones. Ella estaba ahí, por primera vez en la vida, "en blanco" es una expresión que puede explicar el estar entregado espiritualmente al momento. Un primer encuentro cálido, cómplice e íntimo hasta la despedida, dejó unas ganas locas de volver a cruzar la misma puerta. Y así fue quería escuchar de nuevo su risa, brindar con algún vino del que no estaba acostumbrada a tomar, pero que tenía por sentido el dar rienda suelta a la felicidad de hablar y hablar, era el mejor pretexto para contarse historias, encuentros y desencuentros, olvidos y alguna historia íntima... pero las horas fueron cómplices para descubrir la energía telúrica que en oportunidades invade los cuerpos sin dar tregua a los razonamientos, esos que la sensatez obliga pudorosa a guardar bajo llaves para no tener que dar explicaciones a la madurez o a las recriminaciones que tanto irrumpen en la conciencia. Nada importó, gozó su pasión, dejándose sorprender por su ímpetu y arrastrándose sin excusas, por primera vez, sin que ningún recuerdo estropeara el momento íntimo en que sólo las sombras se vuelven cómplices de las pasiones concebidas desde las entrañas. De ahí, a la medianoche, partió a la nada, estableció su particular orden mental: no molestar, no hacer daño, no invadir, no esperar nada, pero si se lo piden estar dispuesta a dar todo y dejar volar los afectos y volver a tomar el tren con destino a los sueños, más allá de las estaciones, donde una voz, una mirada puede conceder el milagro de lo inusitado.

Es todo Alejandro Filo